El 13 de diciembre, una familia fue a buscar leña al paraje El Choyudo, en la costa de Sonora, en el norte de México. Recogieron troncos y ramas y las cargaron en la batea de la camioneta. Era temprano. Subidos de nuevo al vehículo, iniciaron la marcha de vuelta a casa, cuando, de repente, una de las ruedas cayó en una especie de hoyo. A diferencia del piso alrededor, la tierra allí estaba blanda y el neumático se había hundido. Aceleraron para tratar de salir, pero no podían. Cuando bajaron a ver qué pasaba, observaron, enganchado en la llanta, algo que les extrañó, un manojo de pelo largo. Parecía el cabello de una mujer.
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