lunes, mayo 20, 2024
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Bloqueos y balaceras ponen de nuevo a Tamaulipas en el mapa

Semefo de Matamoros, en Tamaulipas.
Elementos del Ejército mexicano a las afueras de la Semefo de Matamoros, en Tamaulipas.Juan Alberto Cedillo (Cuartoscuro)

Pasan los años y Tamaulipas sigue enganchado a un ciclo de batalla y calma, sostenido en fuerzas en apariencia inefables, al menos de manera oficial. El Gobierno de Américo Villarreal, de Morena, cumple nueve meses al ritmo que marcan los bloqueos y enfrentamientos que se registran desde hace semanas al sur de Reynosa y Matamoros, dos de las ciudades más importantes del Estado. Este lunes, hombres armados atacaron a su número dos, el secretario de Gobierno, Héctor Villegas, precisamente en esta zona. El silencio ha marcado los días posteriores.

El silencio institucional, al menos. Porque en las calles, las balaceras han seguido. Este viernes, por ejemplo, la vocería de seguridad de Tamaulipas informaba de que militares habían sido atacados en la misma zona, más del lado de Matamoros, a la altura del ejido Alfredo Bonfil. Varios medios han informado de la muerte de nueve civiles, situación que las autoridades no han confirmado. El miércoles, grupos armados se agarraron a balazos en la misma zona, del lado de Reynosa, bloqueando incluso vialidades, con vehículos y los famosos ponchallantas, gruesos alambres soldados que el crimen avienta en las calles para facilitar su huida.

La estadística es ambigua. Por un lado, ignora la última andanada del crimen, al menos de momento. Los asesinatos van a la baja en el Estado, como informó el pasado 1 de junio el secretario de Marina, Rafael Ojeda, en Tampico. Bajan los asesinatos y los secuestros, repuntan ligeramente las extorsiones, bajan los robos a casas y de vehículos. Por otro lado, Tamaulipas es el Estado que más personas desaparecidas registra respecto a su población. En todo caso, ¿cómo medir balaceras entre grupos o ataques de grupos a autoridades? ¿Cómo constatar la profundidad de la ruptura en la gobernabilidad en el Estado? ¿Cómo consignar el miedo de la población?

El presidente de la Federación de Cámaras de Comercio de Tamaulipas, Julio Almanza, señala que “la guerra afecta de gran manera al Estado”. A cargo de los intereses de 20.000 empresas, entre los sectores de servicios, turismo y comercio, Almanza señala que la situación les tiene en una situación de alerta permanente. “Nos está tocando el pleito entre los carteles, que agarran el estado como cancha de batalla. Es un pleito real, que empezó después del cambio de Gobierno. No es que sea culpa del Gobierno, pasó también en 2008, es cíclico”, señala.

Se sabe poco o nada del ataque contra Villegas. El alto funcionario, que hasta mediados del año pasado era el alcalde de Río Bravo, entre Reynosa y Matamoros, viajaba del municipio a la capital, Ciudad Victoria, tres horas y media al sur. Era de madrugada. Villegas y su escolta se acercaban a la famosa Y griega, el punto en que se juntan las carreteras que salen de Reynosa y Matamoros rumbo al sur, a Victoria y San Fernando. En ese momento, hombres armados les atacaron a balazos, versión que confirmó horas más tarde el mismo Villegas.

Policías alrededor del automóvil de Héctor Villegas, tras el ataque del pasado 3 de julio.
Policías alrededor del automóvil de Héctor Villegas, tras el ataque del pasado 3 de julio.CORTESÍA

Ni el secretario de Gobierno, ni la vocería de seguridad, ni el gobernador, nadie, ha dado detalle alguno de lo acontecido. Nadie explicó en qué circunstancias ocurrió el ataque, si fueron balazos aislados disparados al paso de los vehículos, como parte de la realidad criminal de la zona esta época, o si los atacantes interceptaron en realidad la caravana. Las fotos del evento, en que se ve la camioneta del funcionario en la mediana de la carretera, medio accidentada, sugieren que los balazos les forzaron a parar. Pero nada más.

Todas las dudas sobre el ataque vienen a cuento por la cantidad de versiones divulgadas en redes sociales estos días, sobre el posible intercambio verbal de los atacantes con Villegas, señalado de tener vínculos con delincuentes desde sus años en la presidencia municipal de Río Bravo. Ante reiteradas peticiones de entrevista realizadas por EL PAÍS desde el miércoles, su asistente parecía aceptar, pero nunca concretó un momento para que el funcionario atendiera preguntas. Este diario se comunicó directamente a uno de sus números de celular, pero tampoco contestó.

De dentro a fuera

Como ocurre en buena parte de México, la violencia de estos días en Tamaulipas se explica como parte de la economía criminal imperante, estructura real de poder, más allá de la alternancia en la casa de Gobierno de Ciudad Victoria. Como explica el historiador Pedro Alonso Pérez, “Tamaulipas ha vivido este tipo de situaciones históricamente. Es una entidad ubicada en la frontera, un lugar de trasiego de droga y otro tipo de cuestiones, al menos desde los años 40. El crimen ha estado muy presente”, argumenta.

Con este tipo de situaciones, Pérez se refiere a las balaceras y enfrentamientos en el área de la Y griega, y en las mismas ciudades mencionadas arriba, que aparentemente responden a una pugna entre grupos criminales, diferentes facciones del Cartel del Golfo, por un lado, y posibles escisiones de estos grupos, por otro. Pérez añade: “Esta historia de bloqueos y confrontaciones viene ocurriendo de manera creciente desde 2008, con momentos muy álgidos, crestas de violencia, como en 2010 y 2012, en Reynosa, Matamoros, y en el sur también, en Tampico”.

La problemática afecta a todo el Estado en realidad. Cada región hospeda a su grupo criminal, aunque los alcances de uno y otro trascienden a sus fronteras teóricas. Acuerdos y traiciones aparecen veladamente en explicaciones sobre los picos de violencia en redes sociales. En medio queda la sociedad, que se comunica con los grupos, cuando necesita, usando las redes, caso de un colectivo de familiares de personas desaparecidas que, en junio, pidió una tregua para poder buscar a los suyos en paz. El Cartel del Noreste, grupo de Nuevo Laredo con ramificaciones también en el sur del Estado, tomó la palabra al colectivo y aceptó la tregua. “Hemos hablado con el Cártel del Golfo División Matamoros y estamos en pláticas de paz y en el mismo canal”, dijeron varios de sus integrantes, en un vídeo, todos con la cara tapada.

Aunque esta batalla, apoyada en acuerdos volátiles con el poder, es un rasgo ubicable en casi cualquier punto del país, el historiador señala una particularidad en Tamaulipas. “Aquí, la economía criminal va de dentro hacia fuera”. Es decir, que el crimen, históricamente, se ha organizado desde el poder hacia fuera y no al contrario. El experto da el ejemplo del general Eulogio Ortiz, que entre las décadas de 1920 y 1940, estuvo a cargo de la estrategia de seguridad del Estado en diferentes momentos. “Y en realidad, parece que era él quien la organizaba”, dice el historiador.

“La presencia del crimen en la estructura del Estado ha sido un rasgo histórico”, sigue Pérez. “Claro, que el gobernador sea una cosa, no quiere decir que todo su gobierno sea igual. Los señalamientos al secretario Villegas y otros funcionarios no han sido aclarados. El atentado contra el secretario de Gobierno debe aclararse. Nos deben informar, no se ha hecho”, añade. “Llama la atención que muy poca gente salió a condenar este atentado. No sé por qué no fue así”, lanza.

Almanza, el presidente de la federación de cámaras de comercio, señala que Tamaulipas necesita retomar su colaboración con las agencias de seguridad de Texas y Estados Unidos, en general. “Se han cometido errores con el doctor Villarreal. Se cambió de estrategia y se perdió lo que habíamos avanzado. Vemos un gabinete de seguridad y un gobernador preocupados, queriendo solucionar las cosas, pero que quieren depender mucho del Gobierno federal. Y el Gobierno federal tiene 20 estados incendiados”, opina.

Almanza añade que “es importante que se apoyen en las agencias americanas, estamos al lado de Texas. Siempre respetando la autonomía de países y estados. Pero creemos que se debe de trabajar más en ese sentido. Porque los carteles están haciendo terrorismo. La delincuencia organizada se comporta como terrorismo”, dice. “No es que se hayan cortado relaciones con Estados Unidos, o no nos consta, pero el anterior Gobierno llevaba buena relación, trabajaba mucho con ellos. El gobierno de Américo, ciertas cosas que se hacían, ya no las hace, por temas políticos”, zanja

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